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El Factor Humano © José Luis Martínez Burguet y sus respectivos propietarios
PRÓLOGO
El Canto tiene tal riqueza de medios en su realización, que para informar sobre todos ellos
necesitaríamos un libro de gran extensión. Por otro lado, antes de cantar se necesita practicar
la técnica vocal, que, aunque es muy compleja, no precisa de grandes explicaciones, sino de
práctica, hasta lograr que todas las piezas que integran el aparato fonético funcionen con
naturalidad y sin esfuerzo.
Por eso el principal objetivo de este pequeño Tratado es el de dar a los estudiantes de Canto
una idea general de las cosas que han de tener en cuenta para hacer esta carrera artística de
una manera seria y profesional.
En la parte anatómica, nos limitaremos a enumerar los órganos principales del Aparato
Fonético, que son como los motores que ponen en funcionamiento su mecanismo, e influyen
en el de otras piezas que, sin ser tan importantes, son indispensables y se dejan llevar de las
primeras siempre que hay buena organización en la técnica, comenzando por una respiración y una relajación adecuadas.
Nos centraremos algo más en la Fisiología de la Voz, por la que veremos que es el cerebro el que pone en funcionamiento cada uno de los
órganos que componen el instrumento vocal; su verdadera función, así como los movimientos adicionales al uso normal de la voz, que
pueden realizarse para perfeccionarla y acrecentarla.
Terminaré este breve prólogo con unos consejos a los estudiantes de canto, sobre la importancia de buscar un profesor o profesora
competente, que le enseñe bien la respiración, la emisión del sonido sin forzar las cuerdas vocales, así como la dicción perfecta del texto. Que
le corrija con paciencia los defectos musicales e interpretativos, etc.
Si después de algún tiempo, (unos meses por ejemplo) observa que cuando termina la clase se encuentra vocalmente cansado, con ronquera
o algo afónico, puede ser que no ha dado con la persona adecuada, o bien que sus condiciones no son lo suficientemente aptas; en cuyo caso
vale más dedicarse a otra profesión, sin traumatizarse en absoluto, pues no basta que a uno le guste el canto y tenga un gran placer
escuchándolo para dedicarse sin tener la garantía de ser un buen profesional. Eso sería perder el tiempo y en muchos casos el dinero.
Por lo tanto, si un profesor/a, después de la prueba, o después de un tiempo le dice que no sirve, debe aceptarlo y agradecérselo.
En la última parte del libro, incluimos unos ejercicios de vocalización que pueden servir de ejemplo para aplicarlos, a criterio del profesor,
según el nivel o características del alumno.
Carmen Martínez Lluna, la autora
Tratado de técnica vocal